Todos los amantes de cualquier sexo, son conscientes de que el amor, además de ser una bendición, tambien es algo extremadamente peligroso, imprevisible, capaz de acarrear serios daños.
En consecuencia el que se propone amar debe saber que está exponiendo su cuerpo y su alma a varios tipos de heridas, y no podrá culpar a su pareja en ningún momento, ya que el riesgo es el mismo para ambos.